Aunque la atención que recibe un paciente se adapta en última instancia a su situación única, los médicos utilizan las pautas de tratamiento clínico como base para identificar la afección y sugerir un curso de tratamiento.
En la mayoría de los casos, una organización influyente nombrará un panel de expertos en el campo para revisar la literatura científica actual relacionada con la afección y evaluar la calidad de la evidencia y los beneficios y los riesgos asociados. Esta información se sintetizará en recomendaciones sobre qué opciones de tratamiento se deben considerar como un primer enfoque y qué tratamientos solo deben considerarse más adelante en el proceso, si es que se deben considerar. Las pautas publicadas también pueden indicar terapias que parecen ser prometedoras pero que no tienen suficiente evidencia para llegar a una conclusión firme y deben ser revisadas en el futuro cuando se actualicen las pautas.
Para el dolor lumbar, las pautas clínicas han incluido la terapia de manipulación espinal—la principal forma de tratamiento brindada por los médicos quiroprácticos—desde mediados de los años setenta. Actualmente, la Asociación Estadounidense de Quiropráctica (ACA) adopta dos conjuntos de pautas: las Pautas del Colegio Americano de Médicos (ACP) (2017) y la Pauta de Práctica Clínica (CPG) (2016). En general, ambos conjuntos de pautas ofrecen recomendaciones farmacéuticas y no farmacéuticas para el dolor lumbar agudo (menos de seis semanas), subagudo (seis a doce semanas), y crónico (más de doce semanas).
La manipulación espinal figura como un tratamiento de primera línea para todas las etapas del dolor lumbar. Además de la terapia de manipulación, las pautas señalan que existe evidencia de que otras terapias no farmacológicas pueden beneficiar al paciente lumbar cuando se incorporan a un enfoque de tratamiento multimodal. Estos incluyen ejercicio general, ejercicio de rehabilitación, acupuntura, ejercicio de control motor, terapia con láser de bajo nivel, tai chi, yoga, relajación progresiva, biorretroalimentación electromiográfica, y terapia cognitiva conductual.
El CPG también señala banderas rojas para condiciones más graves—como cáncer, infección, fractura, y lesiones de la médula espinal—que justifican una derivación a otros proveedores de atención médica. Las pautas también enumeran las banderas amarillas que pueden actuar como una barrera para la recuperación, como la depresión, la ansiedad, y las habilidades de afrontamiento deficientes, que pueden requerir el manejo conjunto con un profesional aliado de la salud.
Como se señaló anteriormente, las pautas se actualizan y revisan con frecuencia a medida que se dispone de nuevos datos sobre las opciones de tratamiento y a medida que evoluciona la comprensión de una afección.