El sistema nervioso es la red de control principal de tu cuerpo, que dirige prácticamente todas las funciones y acciones, desde monitorear tus necesidades vitales hasta responder con precisión contra las amenazas a tu salud.
Cada sistema, (desde tu sistema cardiovascular hasta tus sistemas digestivo e inmunológico), se dirige a través de impulsos nerviosos que se originan en tu cerebro o médula espinal y viajan a través de su estructura ósea protectora: la columna vertebral.
El cuello es la región de la columna más vulnerable a las lesiones. De hecho, la muerte puede incluso resultar de un traumatismo importante en el cuello. Cuando el trauma no es fatal, las consecuencias pueden ser graves, como cuando ocurre una parálisis.
La mayoría de las personas no experimentarán estas lesiones graves; sin embargo, es común que se produzcan esguinces en los delicados ligamentos del cuello. A pesar de que la lesión es más pequeña, su ubicación (el cuello) hace que su impacto sea más profundo. Debido a que cada nervio pasa a través del cuello, si hay irritación o compresión en la médula espinal o los nervios asociados, prácticamente cualquier sistema del cuerpo puede verse afectado. El punto es que un trastorno del cuello no necesariamente causará solo dolor de cuello o dolores de cabeza. Mareos, problemas digestivos, fatiga, presión arterial alta y, en general, una calidad de vida reducida son solo algunos de los síntomas que suelen experimentar los pacientes con disfunción cervical.
Si ha sufrido una lesión grave por latigazo cervical, es posible que haya notado mucho más que una rigidez en el cuello. De hecho, investigaciones recientes sugieren que el latigazo cervical debe considerarse más como un trastorno de todo el cuerpo.